El exceso de esta vitamina (al igual que todas las liposolubles) lleva a mayor riesgo de toxicidad que las vitaminas HIDROSOLUBLES ya que no la eliminaremos por orina.
Difícilmente se llega a la toxicidad si nos alimentamos de manera natural. El riesgo se suele dar cuando existe un consumo crónico de multivitamínicos no recetados puntualmente y que la contienen en cantidades excesivas.
Por otro lado, al encontrarse en alimentos muy variados, las deficiencias de esta vitamina también son poco comunes. Suelen darse en algunas patologías puntuales en las cuales la absorción intestinal se encuentra alterada (como por ejemplo la celiaquía no tratada, fibrosis quística o síndrome de intestino corto); en personas que han tenido cirugía bariátrica y en recién nacidos.
Diversas son las funciones de esta vitamina, pero las principales y más importantes se relacionan con los procesos de COAGULACIÓN DE LA SANGRE y la SALUD DE LOS HUESOS. Es por ello que es importante tener en cuenta que, si hay deficiencias, hay tendencia y riesgo de producción de hemorragias. Y si se toman medicamentos anticoagulantes (como la Warfarina), habría que evaluar cómo es el consumo de alimentos ricos en Vitamina K para que no interfiera en el tratamiento.
Al ser una vitamina LIPOSOLUBLE, se aprovecha mejor su absorción cuando se consume junto con alimentos ricos en grasas como lo son los aceites en crudo, frutos secos, aceitunas, palta, etc.
Por último y no menos importante, dentro de los alimentos que se consideran fuente de VITAMINA K son los vegetales color VERDE como la espinaca o la acelga, el brócoli o la lechuga y los aceites vegetales, entre otros. ¡Que no falten en tu alimentación! Recuerda que una alimentación variada, nutricionalmente completa, hará que lleves un equilibrio y puedas cubrir todos tus requerimientos nutricionales, sin que sobre ni que falte.