Cuando se persiguen objetivos específicos de composición corporal y/o deportivos, debemos tener en cuenta ciertos detalles que pueden contribuir a alcanzarlos de manera más eficiente.
¡ENVÍO GRATIS A TODO EL PAÍS!
Cuando se persiguen objetivos específicos de composición corporal y/o deportivos, debemos tener en cuenta ciertos detalles que pueden contribuir a alcanzarlos de manera más eficiente.
Explicaremos primero a qué nos referimos cuando hablamos de composición corporal a modo introductorio: este término va más allá del peso de balanza y por ende del índice de masa corporal (IMC) para poder valorar el estado físico del sujeto.
Bien se sabe que las variables peso e IMC han quedado devaluadas, ya que no discriminan en los componentes corporales como GRASA, MÚSCULO, ESQUELETO (entre otros). Además de estos tres componentes, el peso puede fluctuar a lo largo del día en base a nuestra hidratación, ingestas, y momento del ciclo menstrual (mujeres). En conclusión, no es una variable confiable y no determinará cambios reales en la composición corporal. Para ello, trabajaremos sobre las variables de tejido muscular y tejido adiposo, principalmente.
TEMPERATURA DE LAS COMIDAS Y PERMANENCIA GÁSTRICA
Una de las pautas para tener en cuenta (entre otras) para poder generar saciedad a largo plazo y, por ende, lograr llevar mayor control en el volumen de ingestas, es consumiendo alimentos y preparaciones calientes. Al estar a altas temperaturas, tardan más en digerirse y absorberse ya que nuestro organismo debería llevar el alimento a la temperatura corporal para poder continuar con los procesos digestivos. Es decir, que, si el alimento se encuentra a 80 grados, debería llegar a los 37 grados para poder pasar del estómago al intestino y continuar procesos digestivos = permanencia gástrica.
Ahora bien. Si dentro de mis objetivos busco rendimiento deportivo y por ende menor tendencia a permanencia gástrica (sobre todo pre entreno) o tengo tendencia a malestar y distensión gastrointestinal; o la búsqueda está en aumentar masa muscular y por ende necesitaría consumir mayor volumen de alimentos, esta estrategia podría jugarnos en contra ya que generara saciedad a largo plazo.
CONCLUSIONES
Dependiendo de mis objetivos puntuales, debería considerar la temperatura de mis comidas para poder llevarlos a cabo de manera más efectiva. Esta estrategia está al alcance de nuestras manos y es super simple, pero hilando aún más fino, más allá del plan de alimentación.