Existen distintos tipos y niveles pero todos tienen el mismo fin:
Conectar al cuerpo con la respiración y la mente al realizar posturas físicas, ejercicios de meditación y respiración otorgando beneficios para la salud.
Dentro de los beneficios, podemos encontrar principalmente los siguientes: por un lado, contribuir a la disminución de la ansiedad gracias a que se genera un ambiente de meditación e introspección volviéndonos conscientes del aquí y ahora.
Vinculado a esto, tiene el poder de reducir el estrés y mejorar el descanso.
Dadas las condiciones y los ejercicios de respiración, contribuiría a reducir la presión arterial y frecuencia cardiaca y gracias a la capacidad introspectiva mejora mucho la concentración.
Físicamente, al realizar posturas y ejercicios de estiramiento y de fuerza, mejora mucho la flexibilidad muscular disminuyendo la tendencia a acortamiento, mejora la postura y dolores de espalda y articulaciones, y contribuye a ganar fuerza a nivel central (core) y propioceptivo: se trabaja mucho sobre la consciencia corporal y la propiocepción. Gracias a ello, es una disciplina que suele utilizar como complemento a otras disciplinas deportivas como el running, triatlón, hockey, tenis, surf, etc. para mejorar el rendimiento deportivo y disminuir todo riesgo de lesión.
Ahora bien, al igual que cualquier disciplina que se practica por primera vez, es importante comenzar a realizarlas con asesoramiento previo ya que las posturas, si no se realizan de manera correcta, pueden traer riesgo de lesión o dolores no buscados o esperados. Es por ello que comenzará con la práctica guiada dará mayor margen de seguridad y efectividad para sentar bases.