Yendo a la generalidad, se plantea una alimentación considerada armoniosa a aquella que aporta todos los nutrientes (tanto hidratos proteínas y grasas como las vitaminas y minerales en proporción a las recomendaciones) y distribuidas a lo largo del día donde cada comida principal tenga algo de cada uno de los nutrientes.
Ahora bien, si partimos de la traducción de estos nutrientes en calorías diarias, más allá de la cantidad recomendada por día (ejemplo: gasto 2000 kcal entonces consumo 2000 kcal en un plan de alimentación normo calórico), es de vital importancia considerar que haya una armonía en el consumo de las mismas. Es decir, si realizo 1 sola ingesta de 2000 kcal, lo más seguro es que tenga intolerancia a nivel gastrointestinal, y que gran parte de esas calorías incorporadas no sean usadas como fuente de energía y por ende se almacenan como grasas. Ahora bien, si redistribuyo esas kcal a lo largo del día (ejemplo: 300 kcal para desayuno y 300 kcal para merienda, y 700 kcal para almuerzo y para cena), a medida que voy incorporando energía también la aprovecho como tal y por ende, esta armonía sugiere no solo mejores sensaciones de energía a lo largo del día, sino que además contribuye a mantener/mejorar composición corporal y tolerancia intestinal.
Pensamos en una mesa con 4 patas, donde cada pata es una comida principal. Si está completa, mantenemos un equilibrio, una estabilidad. Si falta alguna, podría aparecer la inestabilidad causando la caída (caída de energía, ansiedad, deficiencias, etc).