CORTISOL:
Al cortisol se lo conoce como la hormona del estrés, la cual tiene como una de sus principales funciones activar el sistema nervioso central, contribuir al uso de la glucosa (azúcar) como fuente de energía y mantener los niveles de azúcar en sangre (energía disponible) elevados. A la vez, es una hormona de liberación cíclica, que tiene sus picos por la mañana. Por lo que, entrenar a la mañana podría ser favorable para el rendimiento deportivo, ya que, al someter al cuerpo frente a un estímulo, generamos mecanismos de acción similares a los del estrés.
ENDORFINAS:
Al entrenar liberamos endorfinas, principales causantes de un estado de bienestar general luego de la actividad. A la vez, nos mantienen alerta y despiertos luego del entrenamiento. Es por ello por lo que, al entrenar a la mañana, contribuiría a que empecemos mejor el día y nos mantengamos en un estado de bienestar integral a lo largo del mismo, y si entrenamos por la noche notemos se entorpece el descanso o cuesta más inducir el sueño.
ENERGÍA:
Recordemos que al entrenar por la mañana no estaremos arrastrando el cansancio físico y mental que se genera durante el día, sobre todo si llevamos un trabajo activo. Por el contrario, al entrenar por la noche existe una tendencia a disminución del rendimiento ya que el descanso no será el mismo.
CONCLUSIÓN:
Si bien entrenar por la mañana trae aparejados un sinfín de beneficios, esto no significa que es el único momento del día en el que deberíamos hacerlo o el ideal. Intentemos mantenernos activos ya sea por la mañana, mediodía, tarde o noche. Sobre todo, si existe una actividad física programada. Pero tengamos en cuenta que, si nos acostumbramos a hacerlo por la mañana, ¡tenemos todas para ganar!