Los multivitamínicos suelen ser concentrados de VITAMINAS Y MINERALES. Tengamos en cuenta que en líneas generales, con una alimentación nutricionalmente completa se suelen cubrir perfectamente los requerimientos de micronutrientes sin necesidad de consumir un multivitamínico. De hecho, los mismos suelen tener dosis muy altas a las recomendaciones nutricionales que, bajo consumo crónico, podrían llegar a generar riesgo de toxicidad.
Ahora bien. Si se evalúa que hay alguna deficiencia nutricional, o no se logra bajo ninguna instancia alcanzar una alimentación nutricionalmente completa, o los requerimientos de todos los nutrientes se encuentran aumentados (como en el caso de adultos mayores de 65 años, deportistas, o alguna situación en particular), el aporte de multivitamínicos podría ser beneficioso.
Una vez evaluado si se implementará su uso, la siguiente toma de decisiones viene vinculada a la FRECUENCIA de consumo: si será diario, día por medio o semanal. Todo va a depender de los objetivos y del contexto de cada caso en particular.
Cierto es que existe un sinfín de multivitamínicos y dependiendo de su aporte nutricional la indicación será diferente.
Por otro lado, habría que evaluar su composición nutricional. Ya que existen distintos tipos de vitaminas (las LIPOSOLUBLES como la D, E, A y K que suelen “acumularse” si están en exceso, y las HIDROSOLUBLES como las del complejo B y la C, que tienen menor riesgo de toxicidad ya que si están en exceso se eliminan por orina). De esta manera, el margen de flexibilidad en la elección y el consumo del multivitamínico será diferente.
Por último y concluyendo, es fundamental consultar con algún profesional de la salud para que nos indique si es necesario (o no) el consumo del multivitamínico, teniendo en cuenta la frecuencia, orientándose en cuál será el indicado para poder cumplir con el objetivo planteado desde su consumo seguro y con criterio.