Si lo comparamos con un vehículo (nuestro cuerpo) estas ingestas serán la nafta recargada en el mismo. Es por ello por lo que resulta de vital importancia su aporte, teniendo en cuenta lo siguiente: debe ser una energía utilizable en el momento (rápida) de fácil digestión y absorción y que no genere malestar gastrointestinal.
ADAPTACIONES
Tengamos en cuenta también que, al igual que el músculo, nuestro intestino también se entrena y se tiene que adaptar para buena tolerancia. Es por ello por lo que la planificación de estas estrategias tiene que ser progresiva y evolutiva, y si está dada por algún profesional competente en el área, mejor. Ya que probablemente esa adaptación y evolución intestinal será más efectiva.
OPCIONES EN EL MERCADO
Cuando hablamos de estas estrategias, el nutriente por excelencia será el HIDRATO DE CARBONO, cuya función principal es la de energía. Pero no un hidrato de carbono cualquiera, sino aquel que sea bajo en fibra, para disminuir la tendencia al malestar.
Existen un sinfín de opciones a considerar durante el entrenamiento, y la frecuencia de consumo se dará dependiendo del tiempo, intensidad y adaptación intestinal del sujeto. Las cantidades se darán según recomendación por hora, pero siempre contextualizando cada caso en particular.
Podemos encontrarnos con distintas opciones en el mercado: algunas más naturales que otras. A continuación enumeramos algunas de ellas, equivalentes en cantidad de hidratos de carbono (entre 20 y 30g de hidratos por porción):
✅ Gel de glucosa
✅ Gomitas deportivas (1 paquete)
✅ 200ml bebida deportiva
✅ Gomitas de quiosco (1 paquete)
✅ Pasas de uva o arándanos (2 cdas)ç
✅ Dátiles (4 unidades)
✅ Dulce de membrillo (30 g)
✅ Maltodextrinas (1/2 caramañola aprox)
✅ Banana (100 g)
TOMA DE DECISIONES
No hay una ingesta ideal, sino que lo ideal va a ser la traducción en nutrientes de esa ingesta: tener en cuenta practicidad, composición nutricional y respuesta gastrointestinal y de energía frente a la misma va a ser lo que nos va a marcar la diferencia principal.