Esta es una pregunta que me hice durante mucho tiempo y se que no soy el único. De hecho, es un tema que da que hablar (acaloradamente) entre los amantes y detractores de esta apasionante actividad.
Antes de responderla considero imprescindible explicar, para aquellos que no hayan tenido contacto con ella, de que estamos hablando cuando hablamos de Crossfit. ¿Es un deporte? ¿Es un sistema de entrenamiento? ¿¡Lo hacen los militares¡?
La definición oficial indica que hablamos de “un sistema de acondicionamiento físico basado en ejercicios constantemente variados, con movimientos funcionales, ejecutados a alta intensidad.” Y definitivamente de eso se trata lo que hacemos. Pero esa definición, como muchas otras, se queda en la teoría y nos dice poco de lo que se vive adentro de un box, que es como llamamos a nuestros gimnasios.
Crossfit es sinónimo de salir de la zona de confort e incursionar en ese camino donde la camaradería, el progreso y la satisfacción son moneda corriente. Se recurre a una infinita variedad de movimientos que provienen de la halterofilia, el atletismo y la gimnasia, con sus respectivas adaptaciones, y es justamente eso lo que lo hace accesible a todo el mundo: es ADAPTABLE a las capacidades, condiciones y cualidades de cada individuo el día que pisan por primera vez el box. Estando en un lugar adecuado, el profesionalismo de los Coaches a cargo de las clases se verá reflejado en el ojo crítico para lograr un entrenamiento sano, seguro y gratificante.
Entonces volvamos a la pregunta inicial. ¿Cualquiera puede practicar Crossfit? Definitivamente no. Está reservado solo para aquellos que quieran ver mejoras en su estado físico y mental con un poco de sufrimiento, al que (y esto no es un secreto) luego se volverán adictos.