Igualmente, existen nutrientes clave que tienen una función directa sobre el sistema inmunológico, como las PROTEÍNAS (pensando en macronutrientes) y los ANTIOXIDANTES (vitamina C por ejemplo, pensando en micronutrientes) – Asimismo, se ha visto que la vitamina D también cumple un papel sobre el desarrollo del sistema inmunológico.

VITAMINA D
Es una vitamina que entra dentro del grupo de las liposolubles. Es decir, se disuelve en grasas, por lo que sí está en exceso no la eliminamos por orina sino que se acumula en las reservas.
Dentro de las funciones principales de esta vitamina, nos encontramos con la mineral ósea, ya que regula la absorción y el metabolismo del calcio y tiene participación en el sistema inmunológico.
A la vez, tiene la complejidad de que se encuentra en pocos alimentos (lácteos y champiñones), y que para poder aprovechar sus funciones la debemos tener de forma activa. La única forma de poder activarla es con la luz solar, por lo que una mínima exposición al sol diaria es de vital importancia para lograr aprovecharla.
Es muy usual encontrarse con los valores por debajo de los valores normales, sobre todo después del invierno donde la exposición al sol es menos. En tal caso, se realiza una suplementación de recarga para estabilizar valores.


CONCLUSIONES
Conocer nuestros valores de nutrientes en sangre de manera anual es una manera de prevenir deficiencias, y por ende, posibles riesgos de enfermedad o malestar físico. La salud debería ser siempre preventiva, por lo que los chequeos son clave para tratar antes de tiempo y asegurarnos que cubrimos todas nuestras necesidades de nutrientes.